ENFERMEDADES BUCALES EN LA ADOLESCENCIA
Las enfermedades bucales prevalentes (caries y enfermedad
periodontal) son de etiologia infecciosa y afectan al 95% de la población.
1. LA CARIES DENTAL: es una enfermedad
que destruye los tejidos duros del diente, de etiología multifactorial en el
que intervienen: la placa bacteriana cariogénica, cantidad y calidad de saliva,
dieta, factores biológicos inherentes al huésped, y otros dependientes de la
edad, conducta, disponibilidad de cuidados de salud.
La interacción
entre estos factores determinará la presencia o no de enfermedad y su
severidad.
Intervienen en
su desarrollo las bacterias adheridas a la superficie dentaria que transforman
en ácidos los hidratos de carbono de la dieta, la capacidad buffer de la saliva,
la cantidad de azúcares que se ingieren diariamente, los hábitos de higiene
bucal, las propiedades físico químicas del esmalte dentario, los factores
inmunitarios y las medidas preventivas adoptadas. Todos estos factores intervienen
en los procesos de desmineralización y remineralización constante a los que
están sometidos los tejidos dentarios en la cavidad bucal.
2. LA ENFERMEDAD PERIODONTAL: afecta
los tejidos de soporte dentario, la placa bacteriana periodontopática adherida
a la superficie dentaria genera toxinas que producen inflamación de los tejidos
blandos (encía o gíngiva) que rodean al diente. De no mediar acciones terapeuticas
adecuadas la enfermedad puede avanzar, en casos de un huésped susceptible,
hasta la pérdida de las fibras de unión alvéolo dentarias y del hueso alveolar
con la consecuente pérdida del diente que ha quedado sin soporte óseo.
Ambas enfermedades aumentan en la adolescencia, los cambios hormonales, la dieta y hábitos de higiene inadecuados y otros factores que modifican el ambiente interno y externo del individuo convierte a los adolescentes en un grupo de riesgo para la salud bucal.
En la adolescencia temprana, 10 a 14 años, 12 dientes primarios se
exfolian y otros tantos permanentes erupcionan. Con la aparición del 2do. molar
permanente a los 12 años queda completada la dentición permanente, variaciones
en un año pueden no tener significación clínica; los 3ros. molares o “molares
de juicio” erupcionan en la adolescencia tardía, 18 a 20 años.
Por tratarse de un grupo comprendido entre los 10 y 20 años la
atención de salud del adolescente incluye todo el amplio espectro de la
odontología.
El control periódico, y los programas preventivos son de
importancia crítica en este período por la presencia en la cavidad bucal de
piezas dentarias recién erupcionadas vulnerables.
Existen prácticas específicas de aplicación profesional como los
selladores de puntos y fisuras que modifican la morfología dentaria de las
superficies masticatorias cuando presentan riesgo para el atrape de placa y las
topicaciones con fluoruros cuya frecuencia depende del riesgo cariogénico del
paciente.
Medidas preventivas de autocuidado pueden ser realizadas
cotidianamente y deben ser promovidas de manera sistemática.
- La higiene bucal para la remoción de placa bacteriana origina respuestas
variables, si bien los adolescentes manifiestan que es la medida más fácil de
poner en práctica no se comprometen tan fácilmente a su ejecución diaria.
- El uso de hilo dental también debe ser parte de la rutina diaria
de higiene para la remoción de placa de los nichos ecológicos que ofrecen los
espacios interdentarios.
- El cepillado después de cada comida es el objetivo ideal pero no
se ajusta a la realidad y una recomendación apropiada es hacerlo por lo menos
una vez al día a la hora de acostarse.
- La utilización de fluoruros en todas sus formas de
administración local: pastas dentales y buches es de importancia probada en la
prevención de caries dental.
Las medidas citadas con frecuencia entran en conflicto con el estilo
de vida y las características propias del adolescente. Ellos valoran el espacio
de información cuando se les brinda y los talleres de educación para la salud
realizados en forma multidisciplinaria deberían ser una práctica habitual en la
programación escolar.
Los tejidos de soporte dentario deben ser cuidadosamente
evaluados, la prevalencia de gingivitis alcanza su pico máximo en este grupo
etario y en un pequeño porcentaje pueden presentar ya enfermedad con pérdida de
inserción conjuntiva y hueso alveolar.
Mientras una encía normal presenta color rosa pálido, es firme y
bien adherida al diente y hueso, las manifestaciones clínicas de gingivitis
son: enrojecimiento por hiperemia, edema del margen gingival y hemorragia al
sondaje o espontánea. “Toda encía que sangra espontáneamente o ante algún
estímulo (cepillado, sondaje, etc.) presenta gingivitis y debe ser tratada”.
La exacerbación de la inflamación gingival por fluctuaciones
hormonales es un fenómeno reconocido en la adolescencia, estos cambios y los
procesos bacterianos locales se combinan para provocar “gingivitis marginal
crónica” con las características anteriormente descriptas.
La terapia de rutina en estos casos consiste en la eliminación
de cálculos por el odontólogo, control mecánico de la placa bacteriana con
técnicas de higiene adecuadas y uso de hilo dental.
Si los hábitos de higiene se pierden rápidamente, durante largos
períodos, pueden alternarse etapas de reacciones subclínicas y episodios de
gingivitis clínica.
Un factor agravante de los problemas gingivales son los aparatos
ortodónticos porque facilitan la retención de restos alimentarios y placa
bacteriana; la vigilancia y la correcta higiene son imprescindibles para
impedir patología gingival en estos casos.
La tendencia a la no progresión de lesiones en niños y
adolescentes sanos es tan marcada que una enfermedad periodontal generalizada con
pérdida de hueso de inserción hace indispensable estudiar la salud general.
3. LA PERIODONTITIS JUVENIL: es una
enfermedad que se presenta en dos formas básicas localizada o generalizada. Se
caracteriza por la destrucción del tejido conectivo de inserción y el hueso
alveolar pudiendo progresar hasta la movilidad dentaria y la pérdida de los
dientes afectados. La base genética de esta enfermedad ha sido comunicada por
numerosos investigadores, cuando se diagnóstica en un adolescente es importante
realizar estudios minuciosos de los demás familiares. Investigaciones recientes
sugieren que un punto en común entre los miembros de una familia es una alteración
en la función de los neutrófilos. El cuadro microbiológico muestra una alta
concentración de Actinobacillus actinomycetemcomitans (AA). La
terapéutica comprende tetraciclinas (1g. diario) durante dos a cuatro semanas
antes del tratamiento mecánico.
4. GINGIVITIS ULCERONECROTIZANTE AGUDA (GUNA): Infección aguda, atribuída a
una resistencia menor del huésped por stress. Se reconoce en su
etiología una simbiosis de espiroquetas y bacilos fusiformes.
Las
manifestaciones clínicas son ulceraciones en las papilas interdentarias que
aparecen recubiertas por pseudomembranas blancogrisáceas.
Un síntoma
típico es el gran dolor y la halitosis (mal aliento), en uede producir fiebre e
infarto ganglionar. El tratamiento en la primera consulta requiere limpieza de
la zona con agua oxigenada al 3% y la indicación al paciente de enjuagatorios
con agua oxigenada al 3% y agua tibia en partes iguales cada 2 o 3 hs. Si existe
compromiso, sistémico se indicarán antibióticos. Cuando el cuadro agudo remite se
realiza la terapia básica (raspaje y curetaje) y se instruye al paciente en un
programa de higiene bucal adecuada. La acumulación de placa bacteriana puede
condicionar una recidiva del proceso.
Patologías independientes de procesos bacterianos como
maloclusiones, disfunciones de la articulación temporomandibular y fracturas
dentarias por injurias traumáticas se presentan con frecuencia en este grupo
etario.
1. LAS MALOCLUSIONES: pueden tener orígen en problemas esqueletales o dentarios y en
ocasiones relacionarse con hábitos que producen modificaciones de las estructuras
óseas y de los tejidos blandos peribucales tales como la succión de dedo pulgar
mantenida durante un largo período de la niñez y la respiración bucal no evaluada
convenientemente.
Las tensiones
de la adolescencia motivan numerosas reacciones fisiológicas algunas de las
cuales pueden ser la disfunción masticatoria (bruxismo) y los
movimientos parafuncionales. La disfunción de la ATM puede tambien
estar relacionada con traumatismos o problemas del disco articular.
Los signos
funcionales pueden ser chasquido, desviación en la apertura o limitación de la
apertura. El dolor relacionado con estos signos no es usual en la adolescencia
y cuando existe es motivo de consulta.
2. Las fracturas dentarias por traumatismos
de la cavidad bucal son frecuentes, el
tipo y extensión de la injuria es diverso y la emergencia constituye
generalmente para el paciente y su grupo familiar una situación de
angustia y ansiedad diferente al de otras situaciones traumáticas. Quien
actúe frente a la emergencia deberá tener capacidad de contención,
seguridad y consistencia en las decisiones y ser claro ante la
imposibilidad de resolver el caso y deba hacer la derivación
correspondiente. La causa más frecuente en adolescentes son las peleas
callejeras, deportes y juegos violentos o accidentes.
En principio
es importante tener en cuenta que el traumatismo dentario siempre constituye
una urgencia. La fractura de la corona dentaria se presenta como secuela por trauma
en los dientes permanentes en un 60 a 70% de los casos. Cuando el fragmento roto
se encuentra debe ser guardado en un frasco con agua o leche para evitar la
deshidratación y el odontólogo evaluará la conveniencia o no de utilizarlo en
la reconstrucción.
El
desplazamiento total del diente (avulsión) es de pronóstico incierto, en
algunos casos se restablece la inserción normal, otros se anquilosan (fusión al
hueso) y algunos fracasan. En casos de avulsión el diente debe recolocarse en
el alvéolo lo antes posible sin manipular la raíz, en los primeros 30 minutos
este procedimiento tiene buen porcentaje de éxito, después de los 90 minutos el
éxito es posible solo en el 7% de los casos. Las personas que estén cerca del
accidentado o el mismo adolescente si está en condiciones de hacerlo deberán
lavar el diente con abundante solución salina y colocarlo en el alvéolo; si no
se atreven a tal procedimiento el diente se coloca en un recipiente con saliva
o leche, o transportado en el fondo de surco inferior (entre el labio y la
mucosa alveolar) de la boca del paciente, si no hay peligro de que sea tragado.
La consulta con el odontólogo debe ser inmediata.